“SI SALE CON BARBA
SAN ANTÓN, SINO, PURÍSIMA CONCEPCIÓN”
Con la frase del título ilustraba
D. Andrés Perea, nuestro afamado ponente, que la garantía de creatividad, un
aspecto fundamental de la creación arquitectónica, es simplemente actuar sin
decisiones previas, lo cual permite al arquitecto descubrirse a si mismo en
cada proyecto y obtener resultados satisfactorios con solo empezar a dibujar.
Esta mañana nos visitó el sr.
Perea, arquitecto destacado por algunos proyectos como los pabellones 12 y 14 del Recinto Ferial de Madrid (IFEMA),
caracterizado por un amplio bagaje técnico y práctico, haciendo de él uno de
los mejores de España. En este caso, nos deleita con una lectura (como a él le gusta llamarlas) sobre
la importancia del dibujo a mano alzado, bastante infravalorado en la
actualidad por los medios tecnológicos y su valor tanto en el ambiente
académico como en el profesional.
Firmemente convencido, nos alenta
desde el primer momento a utilizar el dibujo como instrumento de ideación y
construcción, ya que considera que nos encontramos en el ambiente ideal en el
que se presencia “el umbral de la creatividad, los momentos misteriosos y
complejos donde emerge el acto, las decisiones y descubrimientos creativos”, lo
cual representa para él uno de los mejores recuerdos de la escuela.
Desde sus proyectos ejecutados y
los “monos” de éstos, así como los de sus alumnos, pone en valor aquellos
aspectos del dibujo que quiere transmitirnos.
Partiendo de la hoja como lugar
de pensamiento, se empieza con garabatos, intuiciones asimilaciones… que tras
tener en cuenta otros aspectos como el patrón de espacio o alguna sección, se
dan unos primeros pasos que al final, según dice, mantienen una relación
“bestial” con la realidad.
En lo que respecta al modus
operandi, bastante sencillo: partir de un formato de papel preferentemente
pequeño y dejar actuar a la imaginación y a la intuición. A base de pruebas y
ensayos se obtendrá un buen resultado. La prueba de ello es la cantidad de se
llega a tirar en un estudio.
Por otro lado, el dibujo presenta
serias ventajas, pues “la mano” no pierde el tiempo, ya que va a lo que de
verdad importa, hasta el punto de que afirma que en un dibujo suyo se encuentra
el 90% del proyecto. Permite además intensificar los elementos que adquieren
protagonismo; no simplifica, complejiza, pues expresa los deseos, los sueños y
la ilusión proyectual.
Asimismo, “le importa un rábano”
la disciplina y el estilismo inamovible, pues no es tan necesario un dibujo
virtuoso como uno eficiente, algo que no permite el ordenador, ya que hay
estados de pensamiento necesarios para esta labor que no se pueden alcanzar con
el ordenador, ni llega a evocar una realidad espacial con tanta eficacia.
Aconseja ir de lo general a lo
particular, pero de dentro a fuera, teniendo en cuenta miles de factores que
surgen cuando la mano empieza a moverse, ya que es el camino más rápido e
intuitivo entre la etapa preconsciente y el mundo exterior. Al mismo tiempo,
partir del entorno urbano (considerado también arquitectura), dejar actuar a la
mano y nosotros mismos, y observar su eficacia.
Con todo esto, y las
intervenciones posteriores de algunos profesores, quedó patente la importancia
de la mano alzada y sus aplicaciones, inclusive como clave del éxito, ya que
llega a convertirse en el reflejo del propio carácter y forma de ser del
arquitecto, definido por sus trazos, su estilo, y su manera de generar, plasmar
y proyectar realidades.
Agradecimientos al sr. Perea y la
esperanza de que no se olvide tan valiosa lección.
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